1. CARACTERÍSTICAS SOCIOEDUCATIVAS Y CULTURALES DE AUSTRIA  AUSTRIA

 

Datos generales

Country Basic Data

Area (km2)

83 860

Population (2000)

8 080 000

Official name of the country

The Republic of Austria

Region

Western Europe

Type of economy

High income

Gross Domestic Product per capita (2000)

US$ 23,357

Percentage of population below the national poverty line

...

Human Development Index, HDI (1999)

0.921

HDI rank out of 162 countries (1999)

16

 

 

Geografía

 Austria tiene una superficie de 83.859 km2. Con sus 2.637 kilómetros de frontera, limita al norte con Alemania, con la República Checa y con Eslovaquia;  al este limita con Hungría; al sur, con Eslovenia e Italia; al oeste, con Suiza y Liechtenstein.

Dos elementos caracterizan la geografía de Austria: los Alpes y el Danubio. El 63% de la superficie del país es de relieve montañoso. Sin embargo, la Baja Austria (incluyendo Viena) y el Burgenland son llanos. El Danubio recorre unos 350 km. del territorio austríaco.

Es un Estado alpino y danubiano de Centroeuropa. Limita con Alemania y la República Checa al N, Eslovaquia y Hungría al E, Italia y Eslovenia al S y el Principado de Liechtenstein y Suiza al O. La capital es Viena.

Austria es un país interior montañoso, sin acceso al mar. Los Alpes y Prealpes ocupan cerca de un 70% de su territorio. El resto está ocupado por el macizo de Bohemia y las tierras por donde discurre el Danubio (350 km), al N del país. Son tres las regiones naturales más importantes: Austria Occidental, caracterizada por el paisaje de la alta montaña alpina; la zona subalpina, y los bordes del macizo de Bohemia, al N del país, que forman un área de valles, llanuras y mesetas propicias para las vías de comunicación entre el E y O europeo; finalmente, la zona E del país tiene unas características menos accidentadas y es una zona muy apta para la agricultura, con el Danubio, el lago Neusiedler y el río Drava, al S, drenando esta región. Tres son también los conjuntos montañosos en que se dividen los Alpes austríacos: al O, los Alpes Axiales, los de mayor altitud (el Grossglockner, de 3 797 m, es el pico más alto de Austria), formados esencialmente por materiales cristalinos y constan de las cordilleras de los Alpes Dolomitas, Ötztal y Altos y Bajos Tauern; los Prealpes del N, compuestos de materiales calcáreos, presentan un carácter abrupto y constituyen los contrafuertes septentrionales de los Alpes, uniéndolos con el altiplano de Baviera; los Prealpes del S, también conocidos como Panónicos, tienen formas más suaves, constituyendo alienaciones E-O con alturas que pueden llegar a los 2 000 m.

El clima del país está influenciado por su continentalidad, su ubicación en la zona templada y el relieve. Pueden distinguirse tres áreas climáticas: la de clima alpino o de montaña, con veranos cortos, frescos y húmedos, e inviernos largos y rigurosos, precipitaciones abundantes y temperaturas frías, aunque con variaciones sustanciales en función de la altitud, orientación y tipo de valles, etc.; este clima correspondería geográficamente con el O y centro del país. El clima continental, de inviernos bastante fríos y húmedos y veranos calurosos y secos, domina en toda la parte E del país. El resto del territorio está sometido a un clima de transición con influencias continentales y oceánicas. Los vientos húmedos del O y el foëhn (viento cálido y seco que se produce en los valles) constituyen aspectos determinantes del clima austríaco

El país sigue siendo uno de los estados con mayores recursos forestales, gracias a sus extensos bosques de coníferas. Sin embargo, éstos se ven amenazados por una fuerte tendencia a la degradación a causa de los contaminantes existentes en el aire y el suelo, que producen una constante defoliación. La vegetación se distribuye en pisos altitudinales. Las zonas más altas corresponden generalmente a terrenos improductivos, los prados aparecen a partir de los 1 600 m, los abetos y lárices coronan la zona arbórea, y en la montaña media aparecen los bosques de tipo caducifolio de robles y hayas. La cuenca del Danubio está ocupada por bosques menos espesos de hayas y lárices, aunque las zonas planas se caracterizan por una vegetación menos arbórea y más herbácea y arbustiva, abundando los brezos esteparios.

El Danubio centra la red hidrográfica de Austria. Su cuenca drena más del 95% del territorio. Al indudable valor económico de éste hay que sumarle el valor estratégico que adquiere al proporcionar al país la salida al mar Negro. Sus afluentes (destacando el Inn y el Drava) tienen un régimen nival, y por los desniveles a los que están sometidos son una excelente fuente para la obtención de energía hidroeléctrica. El resto de las cuencas hidrográficas pertenecen al Rin y al Elba. Son importantes también los lagos; aparte de los numerosos lagos de origen glaciar, comparte con otros estados los lagos Constanza y Neusiedler, único lago estepario de Europa, resto de un antiguo mar.

 

 

Historia

 La historia de Austria su situación geográfica influye como pocas veces lo hace para el devenir de un país: situada en pleno corazón de Europa estuvo sometida a las más variadas influencias (germanas, romanas y eslavas) y actuó, como mediadora o parte interesada, en prácticamente todos los conflictos que tuvieron al Viejo Continente como escenario, jugando en numerosas ocasiones un papel de potencia que en realidad no le correspondía. Ya en el Neolítico se desarrolló en esa zona una brillante civilización en base al trabajo del bronce y del hierro (cultura de Hallstatt) por un pueblo indogermánico: los ilirios. Éstos fueron desplazados en los albores de nuestra era por tribus celtas, que a su vez cedieron al empuje de los pueblos germánicos del N. El Imperio romano conquistó estas tierras en el siglo I a C, convirtiéndolas en provincias de alto valor estratégico (Retia, Nórica y Panonia) y fue el vehículo para la llegada del cristianismo a orillas del Danubio.

El derrumbe del Imperio romano dio lugar al establecimiento de reinos bárbaros, ostrogodos y longobardos, que no tardaron en sufrir los embates de la gran marea de los pueblos que venían de las estepas asiáticas, sobre todo los ávaros. Para detener el avance destructor de esos pueblos de jinetes, Carlomagno constituyó en el año 803 la Ostmark o marca defensiva oriental del Imperio carolingio. Cuando la obra de Carlomagno se desintegró, dividida entre sus herederos, la Marca del Este quedó en manos de la dinastía otónida, que consideraba su Sacro Imperio como continuador directo de Roma.

En los albores de la Edad Media el territorio austríaco fue elevado a la dignidad de margraviato gracias a su defensa victoriosa contra los magiares, iniciando así su progresiva independencia, culminada bajo la dinastía de los Babenberg, reinantes en Austria hasta su extinción en 1253. Tras un turbulento interregno, la batalla de Marchfeld, en 1278, concedió el trono imperial alemán a la casa de los Habsburgo, que tomó a la antigua marca austríaca como estado patrimonial y base de su política de expansión territorial, por lo que se ha conocido como casa de los Austria. La ampliación de los dominios de los Habsburgo se cimentó, por encima de las conquistas militares, en inteligentes alianzas matrimoniales; así, obtuvieron los estados del Ducado de Borgoña, incluidos los Países Bajos, los de los Jagellones (Hungría, Bohemia y Polonia), y finalmente vincularon la corona de España, con todo su inmenso imperio, a la de Alemania, en la persona de Carlos V. De este modo, Austria quedó conformado como un estado multinacional cuya lengua, cultura y clases dominantes eran alemanas.

Aunque en sus primeros tiempos la monarquía austríaca fue una potencia innovadora, representante del Despotismo Ilustrado, durante los siglos XVI y XVII los Habsburgo se constituyeron en defensores del Papado frente a la Reforma protestante. Asimismo, Austria se convirtió en bastión defensivo de Europa frente al expansivo Imperio otomano, inaugurando de este modo su época de gran potencia continental. Pudo así hacer frente a los conflictos sucesorios que enfrentaron a las distintas dinastías europeas agrupadas en alianzas como consecuencia del derrumbe de la hegemonía española, conservando la mayor parte de los territorios que había adquirido la línea hispana de los Habsburgo. A la brillantez política y militar de esa época correspondió un esplendor cultural plasmado en la fastuosidad del Barroco, así como una reorganización del imperio, que dejó de ser un conglomerado de estados feudales para convertirse en una unidad administrativa e institucional, gracias sobre todo al descollante reinado de María Teresa (1740-80), fundadora de la dinastía Habsburgo-Lorena. En los umbrales del siglo XIX, una nueva amenaza se cernía sobre Austria, esta vez desde occidente: el expansionismo de la Francia napoleónica.

La alianza de varios príncipes alemanes con Bonaparte en la Confederación del Rin, motivó la renuncia de Francisco I a la corona del Sacro Imperio, cambiándola por la de emperador de Austria (1806), y dando así el golpe de gracia a algo que de hecho era sólo una ficción política. Una vez derrotado definitivamente el proyecto bonapartista, las potencias vencedoras celebraron la mayor cumbre diplomática de la historia hasta el momento, el Congreso de Viena (1815), capitaneado por el canciller austríaco Metternich, con el fin de sentar las bases de un reparto de poderes equilibrado en Europa, bajo la coartada de prevenir en el futuro el peligro francés. En este reparto de zonas de influencia, Austria recuperó todos los territorios que los franceses le habían arrebatado, e incluso ganó algunos nuevos; su deseo de conservar esos territorios de habla no germánica la desvinculó del proceso de unidad alemana que concluiría su rival prusiano. Europa se reorganizó bajo las premisas del absolutismo monárquico del antiguo régimen, tratando de borrar todas las huellas de la Revolución Francesa. Pero pronto se demostró que ello no era posible, pues empezaba a cristalizar el nuevo orden económico y social burgués.

La burguesía, junto a intelectuales e incluso la baja aristocracia, ostentaba una ideología liberal opuesta al poder absoluto de los monarcas, y reclamaba constituciones escritas que dieran participación política a mayores capas de la sociedad. Esta oposición liberal desembocó en una época de estallidos revolucionarios, de los que uno de los más espectaculares fue el de Viena, de 1848, que puso fin al estado burocrático y policial diseñado por Metternich. Además, la revolución en Austria tomó también tintes independentistas, dado el carácter multinacional del imperio. La monarquía se vio obligada a hacer concesiones que consideraran las diferencias nacionales: se declaró el imperio constituido por dos Estados, el Imperio austríaco y el Reino de Hungría, vinculados sólo por la persona del monarca. En realidad, era una jugada táctica que mantenía el equilibrio dentro del imperio: Austria agitaba a las minorías nacionalistas rumanas y eslavas de Hungría, de modo que ésta necesitaba seguir vinculada con la parte alemana del Imperio para mantener la hegemonía de su mitad. A esta política interior, basada en un equilibrismo entre las distintas nacionalidades, se correspondía una no menos delicada en el conjunto europeo: las teorías del mercantilismo reinante introducían necesidad de mercados, recursos y población potenciados al máximo, lo cual embarcó a las potencias europeas (Rusia, Gran Bretaña y Francia por un lado, Austria, Alemania e Italia por otro), en una carrera colonial que culminó en la Primera Guerra Mundial, cuando se rompió el equilibrio por el punto más débil: la disputa sobre los estados balcánicos surgidos de la desaparición del Imperio turco, y particularmente el rechazo de los nacionalistas serbios a integrarse en el Imperio austrohúngaro. Terminada la conflagración, con Austria en el lado perdedor, se consideró, por parte de los vencedores, que ya no tenía sentido su papel de dique frente al expansionismo ruso, alemán o turco, prefiriendo dislocar el Imperio en pequeños estados que serían potenciales clientes de las economías ganadoras de la guerra. Como además se prohibió a Austria unirse con el resto de países de habla alemana, su territorio quedó reducido al actual. Los nuevos estados danubianos (Checoslovaquia, Hungría, Rumanía y Yugoslavia) fueron creados bajo criterios de premio o castigo a los distintos pueblos según su alineamiento durante el conflicto, por lo que su coherencia interna era tan poco racional como la del antiguo imperio, y prácticamente en ninguno de ellos se pudo asentar un régimen representativo o democrático. La caída del imperio lo fue también de su dinastía reinante, que dejó paso a una República Democrática y Federal Austríaca, reflejada en la Constitución de 1920. De esta manera, Austria se vio rodeada de gobiernos dictatoriales y dudosamente legítimos, y a menudo hostiles a la antigua metrópoli.

Interiormente, el país también quedó desarticulado, dividido entre un campo católico y conservador y una capital, ahora desproporcionadamente grande, más mundana y progresista, la llamada Viena Roja. Esto provocó malestar social y un clima de inestabilidad, agravado por el endeudamiento y la crisis económica de postguerra. Se produjo una auténtica guerra civil entre los socialdemócratas y la derecha, partidaria de la anexión a Alemania, que se resolvió con un golpe de estado del canciller Dollfuss, quien instauró un régimen corporativista católico, pero opuesto a la anexión o Anschluss. Finalmente, Dollfuss fue asesinado, y el alineamiento de la Italia fascista con la Alemania de Hitler (austríaco de nacimiento) hizo caer a la joven república en manos del III Reich (1938), al que acompañó en su derrota absoluta en la Segunda Guerra Mundial. Una vez terminada la guerra, Austria consiguió ser considerada víctima y no cómplice de Alemania, con lo cual pudo reorganizarse como estado independiente, recuperando la plena soberanía en 1955 y comprometiéndose a un estatus de permanente neutralidad. Quedó organizada como República Federal, con un Presidente (que comparte el poder ejecutivo con el Gobierno Federal) y dos cámaras legislativas elegidas por sufragio universal. Cada uno de los 9 länders o Estados tiene su propio parlamento.

Entre 1970 y 1983 el Partido Socialista (SPÖ) del canciller Bruno Kreisky gobernó ininterrumpidamente con mayoría absoluta aplicando la fórmula socialdemócrata de estado benefactor, apoyado en un fuerte sector público de la economía. En 1983 los escándalos económicos, la crisis del petróleo y el debate sobre el centralismo del Estado, obligaron al SPÖ a gobernar en coalición con los liberales, cediendo Kreisky la cancillería a Sinowatz. En junio de 1986 fue elegido presidente de la república Kurt Waldheim, con un oscuro pasado nazi, ante lo cual se rompió la coalición de gobierno. Las nuevas elecciones dieron mayoría al Partido Liberal, pero gobiernan socialistas y populistas en coalición, con Franz Vranitzky como canciller.

En 1992 Kurt Waldheim fue sustituido por Thomas Klestil, poniendo fin a una incómoda situación internacional, lo cual permitió a Austria solicitar el ingreso en la UE, lo cual consiguió tras un referéndum ampliamente respaldado. Austria ingresó en la UE en enero de 1995. En la actualidad Austria aspira, amparada en su situación geográfica y su tradición de neutralidad, a ser la piedra angular de la «nueva arquitectura europea».

 

Sociedad

Austria tiene una población de 8.280.703 habitantes. La capital, Viena, tiene 1.651.437 habitantes y, si se incluyen las poblaciones metropolitanas, alcanza los 2 millones, una cuarta parte de la población del país.

En contraste con la capital, las otras poblaciones no superan el cuarto de millón de habitantes: Graz, 245.000 habitantes; Linz, 188.888; Salzburg, 150.000; Innsbruck, 117.000. El resto de poblaciones tienen me-nos de 100.000 habitantes. La densidad de población del país es de 97 habitantes por km2.

En los últimos dos años la inmigración ha supuesto la llegada de alrededor de 50.000 personas por año. La población inmigrante se compone principalmente de ciudadanos procedentes de países próximos, entre ellos, Serbia, Montenegro, Turquía, Bosnia-Herzegovina, Alemania y Croacia.

La población autóctona es, en un 99% germanoparlante. En diferentes regiones existen minorías de otras nacionalidades, cuyos derechos están reconocidos por la Constitución (minoría eslovena, croata, húngara, etc.)

El 73,6% de la población se declara católica, un 4,7% protestante, un 4,2% musulmana y un 12% se considera no religioso.

La estructura demográfica del país se caracteriza por su progresivo envejecimiento, una fuerte concentración, homogeneidad étnica y un alto grado de urbanización, a pesar de las condiciones físicas desfavorables. Es destacable la sensible diferencia entre hombres y mujeres, existiendo 1,3 mujeres por cada hombre, y siendo la esperanza de vida de 71 años para los hombres y de 79 años para las mujeres.

La desaparición del Imperio austríaco supuso una redistribución espacial de la población, una lógica disminución del contingente humano y una homogeneización étnica. Así, a principios de siglo, un 90% de la población era germana, y hoy lo es ya un 98%; el resto son minorías eslavas (de eslovenos en Carintia, croatas en Burgenland y checos y eslovenos en Viena), y judíos. La cultura austríaca tuvo una gran influencia judía hasta el exterminio nazi. Desde comienzos del siglo XX, el volumen poblacional ha variado muy poco. La crisis económica de entreguerras, con la consecuente emigración, la Segunda Guerra Mundial, que supuso la muerte de más de 200 000 austríacos en campos de exterminio (sobre todo judíos), la baja tasa de fecundidad y natalidad junto con una alta mortalidad actual, son algunas de las causas de este estancamiento demográfico.

El bajo crecimiento natural supone un desarrollo demográfico muy lento, y sólo los cambios acaecidos en los estados del Este han comportado una importante entrada de inmigrantes que puede suponer una recuperación demográfica, y a la vez una pérdida de homogeneidad poblacional. La población se distribuye muy desigualmente sobre el territorio. En el presente siglo se asiste a un proceso de desplazamiento de la población de E a O, debido al fomento de la industrialización de los estados federados de la Alta Austria, Tirol, Salzburgo y Vorarlberg, mientras la Baja Austria y Viena han perdido importancia. El resto de estados, Carintia, Burgenland y Estiria, han mantenido una estabilidad demográfica. Aun así, Viena concentra un importante contingente humano, que supone el 20% de la población austríaca. Antes de la desmembración del Imperio austrohúngaro, la población vienesa representaba más del 30% del total, y tras la caída del Imperio pasó a ser una ciudad desproporcionada para un estado como el austríaco, de ahí la pérdida progresiva de población.

A principios de la década de 1970 el país concentraba un 22% de la población y contaba con 1 614 000 habitantes. El resto de ciudades importantes no superan los 250 000 habitantes y corresponden también a algunas de las capitales de los estados federados que componen Austria: Graz, capital de Estiria; Linz, capital de la Alta Austria; Salzburgo, capital del estado homónimo; Innsbruck, capital del Tirol, etc, ciudades que no llegan a concentrar el 10% de la población. A pesar de esta distribución desigual de la población y de la topografía tan accidentada, la tasa urbana es alta, cercana al 60%.

El sector primario ocupa a un 4% de la población, los que trabajan en el secundario (industria y explotación de energía y minas) suponen un 38% y, finalmente, los ocupados en el sector terciario (comercio, finanzas, servicios públicos) representan el 55% de la población activa, lo que indica que Austria es un país económicamente desarrollado, con una economía que tiende a la progresiva terciarización. Es un país de economía de libre mercado que hasta hace pocos años limitaba con países de economías planificadas socialistas. Hoy, estados como la República Checa, Eslovenia, Hungría o Eslovaquia, se dirigen hacia economías plenamente capitalistas, hecho que, sin duda, influirá notablemente en la economía de Austria.

El desarrollo económico de la joven república austríaca se vio gravemente frenado por una serie de acontecimientos políticos. La desintegración del Imperio austrohúngaro y las guerras mundiales supusieron para el país graves penurias económicas. A raíz de ello perdió territorio, población y riqueza económica, además de quedar privada de alianzas con Alemania, tras estar anexionada a ésta en 1938, y forzada a la neutralidad. La carencia de mercados, e incluso de materias primas y productos alimenticios, también afectaron a la nueva república. Tras la Segunda Guerra Mundial, Austria tuvo una evolución económica independiente y volcada hacia el mercado exterior, con relaciones económicas tanto con países de la órbita capitalista como socialistas. Se nacionalizaron empresas, se aprovechó la ayuda suministrada por el Plan Marshall y se desarrollaron unas bases económicas asentadas sobre la siderurgia, la minería y el sector energético, así como las mejoras de las comunicaciones. Todo ello supuso el despegue económico de la federación austríaca, siendo en la actualidad uno de los estados económicamente más desarrollados del mundo, donde además del fuerte peso del sector servicios, la industria, basada en pequeñas y medianas empresas, en grandes factorías de propiedad estatal y en los recursos energéticos y mineros, tiene también un peso predominante. La intervención estatal en la economía fue un hecho clave para este desarrollo hasta la era Kreisky (1983). Desde este año, la política económica ha tendido a una progresiva liberalización, con una menor intervención estatal, y con miras a afrontar el Mercado Único Europeo.

Austria pertenece a la EFTA (Asociación de Libre Comercio) desde 1960, y como la mayoría de los estados miembros ha pedido la adhesión a la CEE (1989) y al Espacio Único Europeo, y actualmente lo es de la Unión Europea. Las relaciones económicas con la Alemania unida se han ido intensificando y la penetración austríaca en la economía de sus vecinos países ex-socialistas es cada vez mayor. Podemos distinguir tres regiones económicas: una centrada en la capital federal, y que comprende Carintia E y la zona industrial y minera de Estiria, el Burgenland y buena parte de la Baja Austria; una segunda zona centrada en Linz y que agrupa todo el área occidental del Danubio, con importantes focos industriales y asentamientos humanos; una tercera región es la Austria Alpina, menos industrial y más turística, y con mayor empuje económico, que engloba el Tirol, Salzburgo, Vorarlberg, Carintia y Estiria Occidental. El eje industrial más importante agrupa a las cinco mayores ciudades del Estado y se articula en torno a la autopista Viena-Klagenfurt y el Danubio.

Las industrias son diversas y están lo suficientemente extendidas por el territorio federal. Sus fuentes de energía son las riquezas mineras y energéticas. El acero, el hierro, yacimientos de gas natural y petróleo, la madera y los recursos hídricos del país, sostienen en gran medida la industria austríaca. Entre las producciones mineras destacan las de lignito, yeso, plomo, cinc, caolín, sal, grafito, antimonio, etc. La siderurgia (equipos de transporte, armas, maquinaria agrícola, etc) ocupa un importante lugar dentro del conjunto de producción industrial, y se ubica esencialmente en las regiones de Linz, Donawitz, Viena, Graz y Klagenfurt. Otras industrias importantes son la petroquímica, centrada en la región alpina septentrional y al NO del país, la del papel y la alimentaria, más centrada en los länders alpinos, la del textil --en decadencia desde los 70--, importante también en estos länders y en la capital, y la electrónica, que se perfila con un buen futuro en la economía del país.

A pesar de las riquezas naturales que Austria posee, debe importar gran cantidad de energía y minerales para mantener el funcionamiento de su industria, por lo que la dependencia energética es elevada. Los transportes y el comercio suponen un importante pilar para su economía. Su estratégica ubicación geográfica en el corazón de Europa lo convierte en corredor entre Europa del E y el O. Las industrias destinadas a la exportación hacen que el país se haya convertido en un núcleo de modernas vías de comunicación. También el turismo constituye uno de los sectores económicos más dinámicos. Su naturaleza montañosa, y la existencia de bellas e históricas ciudades imperiales, lo han convertido en uno de los estados que reciben mayor número de turistas del mundo. La aportación económica de este sector contribuye decisivamente a la reducción del déficit en la balanza comercial. Si el 55% de la población está empleado en el sector servicios, sólo un 8% se dedica a la agricultura, la ganadería y la silvicultura.

 

Economía

Ante un territorio tan accidentado, la fuerte mecanización y optimización de los rendimientos en el sector agrícola es difícil. Las explotaciones son pequeñas y dominan las ganaderas sobre las agrícolas. Estas últimas son más importantes en las llanuras N y NE del país. Cereales, patatas y remolacha azucarera son los principales productos agrarios, mientras que la ganadería bovina y porcina destacan como las principales cabañas.

La explotación de bosques es también un importante recurso, e impulsa la industria relacionada con la madera. Austria es una federación de estados con un alto nivel de vida que se manifiesta en una elevada renta (aunque más baja que la de sus vecinos occidentales) y un bajo nivel de desempleo, lo que favorece la llegada de personas procedentes del E europeo y de Turquía.

 

 

Política

Austria es una República Federal, compuesta por nueve estados federados: Carintia, Baja Austria, Alta Austria, Salzburg, Steiermark, Tirol, Vorarlberg y Viena.

El Jefe del Estado es el Presidente de la República, elegido de manera directa cada 6 años.

El poder legislativo reside en el Parlamento, integrado por la Cámara de Diputados (Nationalrat), con 183 miembros elegidos cada 4 años, y por la Cámara Alta (Bundesrat), compuesta por 62 miembros, designados por los Parlamentos de los Estados Federados en número proporcional su propio número de habitantes. El poder legislativo de cada Estado Federado reside en cada uno de sus respectivos parlamentos.

El poder ejecutivo reside en el Presidente de la República (funciones representativas) y en el Gobierno Federal, formado por el Canciller Federal, el Vicecanciller y los ministros.

La Constitución determina la independencia de los jueces en el ejercicio de sus funciones y el pueblo puede tomar parte directamente en la judicatura a través de tribunales populares. Existe la figura del Defensor del Pueblo.

En las últimas elecciones del 1 de octubre de 2006 el partido socialdemócrata (SPÖ) obtuvo el 35,3% de los votos, el partido de centro-derecha (ÖVP) el 34,3%,los Verdes el 11,1%,el partido derechista (FPÖ) el 11% y el también derechista BZÖ el 4,1%.

Austria pertenece a las Naciones Unidas y a la Unión Europea desde 1995.Es uno de los seis países europeos que se ha declarado permanentemente neutral y uno de los pocos países que ha incluido este concepto en su Constitución.

Austria se divide en nueve provincias federadas o Bundesländer, cada una con su jefe de gobierno o Landeshauptmann y su parlamento o Landtag. El jefe del Estado es el presidente, que se elige por sufragio universal cada seis años, y a su vez elige al canciller, que representa la jefatura del gobierno. Las dos cámaras legislativas son el Consejo Federal compuesto por 64 miembros y el Consejo Nacional compuesto por 183.

Forma de Gobierno: República federal

Presidente: Heinz Fischer (desde julio de 2004)

Jefe de Gobierno / Canciller: Alfred Gusenbauer (SPÖ) desde enero 2007

 

 

Cultura

 Literatura

Los textos más antiguos en suelo austríaco son antologías religiosas recopiladas en conventos en el siglo XII. Paralelamente a la poesía religiosa se cultivó el género cortesano y caballeresco, como la Leyenda de los Nibelungos. La Corte imperial fomentó extraordinariamente las artes escénicas, tanto el drama religioso, los misterios, el ballet o la ópera, como especialmente el género cómico y la célebre opereta, inspirados en la vida popular vienesa.

Los autores cómicos F. Raimund y J. Nestroy son actualmente los más representados en lengua alemana. La Escuela Romántica (Franz Grillparzer) refundió el drama clásico con elementos formales del Barroco austríaco y español y con la tradición popular. También en el Barroco se cultivó la poesía épica y la novela social. Nikolaus Lenov incorporó temas de los otros pueblos que componían el Imperio austrohúngaro. A finales del siglo XIX, la llamada Secession significó un desdoblamiento entre la recuperación y reinterpretación de la tradición (von Hofmammstahl) y la experimentación y ruptura, influida por las teorías del psicoanálisis freudiano: A. Schnitzler «inventó» el monólogo interior y la narrativa de Vicky Baum preludió a los grandes novelistas que interpretaron la disolución del imperio: Robert Musil y Joseph Roth. Desde Praga, R. Mª Rilke en poesía y Kafka en narrativa habían renovado las letras austríacas.

El final de la Primera Guerra Mundial supuso el inicio de una verdadera literatura nacional; Karl Kraus y su revista Die Fackel educaron una nueva conciencia lingüística. Tras la Segunda Guerra Mundial se incorporaron reflexiones sobre el poder del estado, las masas, la alienación, tanto en novelas autobiográficas (E. Canetti) como en teatro experimental (Peter Handke). Algunos autores, especialmente mujeres (Elfriede Jelinek), aportaron temas más actuales, como el mundo obrero, la mujer o la infancia. El llamado Grupo Vienés (G. Rühm, K. Bayer, E. Jandl y otros) confirmó la línea de experimentación y juegos lingüísticos, apoyados en la filosofía de Wittgenstein.

 

Arte

La obra de arte más antigua en Austria tiene 30 000 años; se trata de una escultura redonda tallada como ídolo de la fertilidad por cazadores paleolíticos y conocida por Venus de Willendorf. Los pueblos celtas también dejaron su testimonio artístico, sobre todo en trabajos en cerámica y bronce (culturas de Hallstatt y La Tenè). La asimilación al Imperio romano aportó influencias mediterráneas en las formas de vida y la vivienda: se introdujeron la construcción en piedra, el arco y la bóveda, la plástica figurativa y las pinturas y mosaicos naturales.

 

Las invasiones bárbaras no acabaron con la cristianización, cubriéndose Austria de iglesias y monasterios, en los cuales se trabajó la iluminación y la miniatura (Evangeliano de Cutperch), así como la orfebrería (Cáliz de Tassilo). La Edad Media significó la total identificación del arte con la religión cristiana. En tiempos de los Babenberg se extendió el Románico en catedrales y monasterios, para cuya decoración se recuperó la escultura en pórticos y ábsides. Frescos murales decoran los interiores de las iglesias (catedral de Gurk). Merecida fama tuvo la escuela de iluminación de libros de Salzburgo. El arte también prestó su servicio a la política, glorificando con opulentos tesoros e insignias la grandeza del Sacro Imperio. Desde la entronización de los Habsburgo y hasta el siglo XV se impuso el estilo gótico, primero con influencias italianas pero definitivamente impuesto por los monjes cistercienses franceses. El gótico buscaba plasmar en la geometría de los edificios las ideas trascendentes de la religión. En Austria es característico que todas las naves de las iglesias estén a la misma altura (catedral de San Esteban en Viena).

La escultura gótica no se apoyaba en elementos arquitectónicos, sino que era completamente libre; alcanzó su máxima elegancia en la representación de Madonas en el llamado Estilo Suave (Virgen hermosa de Krumav). La plástica culminó en las vidrieras con figuras de santos y en retablos magníficos donde se unieron la talla en madera y la pintura en tablas. Entre el gótico y el Barroco se extendieron cien años de influencias del Renacimiento italiano, propiciados por la atracción que ejercía la corte de Maximiliano I sobre sabios y artistas. En su primera mitad, el Renacimiento austríaco estuvo dominado por la pintura y la escultura. La Escuela Danubiana cultivó el paisajismo como decorado de escenas religiosas (altar de San Florián).

El avance del protestantismo, opuesto a las representaciones figurativas, decantó el gusto hacia la arquitectura y la artesanía. Los nobles protestantes adinerados construyeron palacios urbanos decorados «a la manera italiana», reflejando el acervo humanista. La decoración manierisk se acercó a la fantasía surrealista. El fin del peligro turco supuso el autorreconocimiento como potencia de Austria, lo que se reflejó en el fastuoso arte barroco, estilo en que se construyeron magníficos palacios cuyas paredes y techos estaban completamente decorados por pinturas al fresco. El Barroco tardío o Teresiano alcanzó el máximo refinamiento con influencias del rococó alemán. La transición del siglo XVIII al XIX se concretó en la búsqueda de mayor sobriedad y sutileza intelectual, acorde a la nueva era de prosperidad burguesa. Los estilos artísticos que recogió este nuevo espíritu fueron el clasicismo y el Biedermeier. La segunda mitad del siglo XIX es conocida como Período de los Fundadores.

El Imperio se organizó como un estado moderno y potente, básicamente en Viena. A inicios del siglo XX se produjo la Secession, que supuso el final del historicismo y una revolución estética modernista. Se buscaba la obra de arte coherente, la armonía completa de arquitectura y decoración interior. La arquitectura moderna pretende hacer edificios y ciudades más habitables, recogiendo principios ecológicos. La pintura austríaca del siglo XX no recibió influencias del impresionismo francés, y desde su inicio el expresionismo y surrealismo fueron extraordinarios (O. Kokoschka, A. Kubin), teniendo continuidad tras la Segunda Guerra Mundial en el estilo informal y en la escuela vienesa de Realismo Fantástico.

 

Música

Desde antiguo, Viena tiene fama de ser la ciudad de la música. La corte vienesa hizo de su Ópera Nacional el centro musical más importante de su tiempo, y en ella estrenaron todos los autores austríacos, por nacimiento o adopción: Gluk, Mozart,Beethoven, Wagner, Machles, Strauss, Chopin. La música sinfónica también tuvo en Viena su capital a finales del siglo XVIII, en el llamado clasicismo vienés. Además de los ya citados, Shubert y Hayden transmitieron su legado a los postrománicos y al gran revolucionario del siglo XX, Arnold Schönberg, con su teoría dodecafónica.

En la actualidad, Viena sigue siendo un centro musical de primera magnitud gracias al cuidado de instituciones como los Niños Cantores, las escuelas de música y los festivales, y a saber atraer a las primeras figuras para dirigirlos: Von Karajan, L. Berstein o Lorin Maazel, pudiendo así unir vanguardismo y tradición.

 

Cine

En Austria es mucho más importante la producción de películas documentales y experimentales que las de cine comercial. Éste ha conseguido un pequeño desarrollo en los últimos años gracias al apoyo de entidades públicas y a su integración en los circuitos europeos.

Pese a que apenas se producen doce películas al año, Austria ha dado algunos actores célebres (Romy Schneider, Senta Berger) y algún autor prestigioso (Axel Corti). La Viennale, festival anual de cine, lucha por tener un hueco en la cinematografía europea.

 

 

Lugares interesantes

Viena: Catedral Stephansdom, Palacio Imperial, Hofburg, Plaza Michaelerplatz, Biblioteca Nacional, Edificio del Parlamento, Rathaus (Ayuntamiento).

 Salzburgo: conjunto histórico, castillo y casa natal de Mozart.   

 Otras ciudades: Salzkammergunt, Kitzbühel, Innsbruck, Linz

 Australia Occidental: Perth, Gran Desierto de Arena, bosques de eucaliptos.

Territorio del Norte: Darwin, MacDonnel Range y Ayers Rock o Uluru, una masa rocosa de forma singular en cuyo interior existen pinturas rupestres, constituida en símbolo nacional.

Territorio del Sur: Adelaida, playas en la Gran Bahía Australiana, Lagos Eyre, Torrens y Gairdner.

Queensland: Brisbane, Cairns, Gran Cordillera Divisoria, Mar del Coral y la Gran Barrera de Arrecifes, que constituye el organismo vivo más grande la Tierra.

Nueva Gales del Sur: Sydney, Canberra y Monte Kosciusco (pico más alto del continente con 2.230 metros).

Victoria: Melbourne, estrecho de Bass y minas de oro.

Isla de Tasmania: Hobart, diablo de Tasmania (marsupial carnívoro
 

 

 

Fiestas

El Festival de Salzburgo

Los Heurigen son terrazas al aire libre situadas en las periferias de las ciudades y dispuestas con mesas para picnic y jarras de vino colgadas de las puertas. Se puede sentar uno en un banco y escuchar schrammelmusic -música folk tocada por viejos músicos- mientras se degustan especialidades del país a precios asequibles.

El Festival de Salzburgo se celebra todos los veranos en el pueblo natal de Wolfgang Amadeus Mozart, siendo uno de los festivales de música y teatro más concurridos del mundo. Se celebró por primera vez en 1877, enfocándose hacia la figura del compositor tras el fin de la Primera Guerra Mundial. En 1927 fue inaugurado el Festspielhaus o teatro del festival, donde en adelante tuvieron lugar las respresentaciones de ópera, cuyo repertorio inicial se centraba en las obras de Mozart y Strauss. Más adelante se fueron agregando otras realizaciones, como Tristán e Isolda de Wagner y Falstaff de Verdi. Con la llegada del nazismo a Alemania, el festival comenzó a reclutar a aquellos artistas que eran perseguidos por el gobierno de Hitler, aunque entre 1938 y 1944, gran cantidad de estos artistas se encontraba exiliada o prefería no hacer presentaciones bajo el régimen nazi. A pesar de todo, los organizadores lograron que el festival se continuara realizando durante toda la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1946, el festival de Salzburgo comenzó a convertirse en un símbolo de la identidad cultural de Austria, incluyendo al menos una ópera del siglo XX en todas sus ediciones y promoviendo la innovación musical a través de la inclusión de nuevos directores y compositores en los repertorios. Más información en www.salzburgfestival.at

Días festivos

1 de enero: Año Nuevo, 6 de enero: Epifanía del Señor; Viernes Santo y lunes de Pascua; 1 de mayo: Fiesta del Trabajo; 5 de mayo: Fiesta de la Ascensión; cuarto lunes de mayo: Lunes de Pentecostés; 15 de agosto: Corpus Christi; 26 de octubre: Asunción de la Virgen; 1 de noviembre: Día de la Bandera; 8 de diciembre: Inmaculada Concepción; 25 de diciembre: Navidad; 26 de diciembre: San Esteban.

  

 

Gastronomía

La cocina se basa en la carne como plato principal y la sopa como entrante habitualmente. La frittatensuppe es una sopa ligera con tropezones de crep, y la markknödelsuppe a base de tuétano con tropezones de masa. La carne se puede ofrecer de kalb (ternera), schwein (cerdo), lammfleisch (cordero), huhn (gallina) o puter (pavo). El wiener schnitzel es un filete rebozado con huevo y pan frito típico de la cocina vienesa, y el gulash un estofado de carne y vegetales en salsa de paprika. Su cocina además incluye wurst (salchichas), eier (huevos), kässe (queso), brot (pan) y kartoffeln (patatas).

A media tarde se suele acudir a los Café-Konditoreien para tomar kaffee und kuchen (café y tarta). A destacar, sacher torte, pastel de chocolate con capa de mermelada; linzertorte, un pastel de frutos secos rellenos de mermelada de frambuesa; apfel strudel, un pastel de manzana relleno de pasas y canela; y muchos más.

 Entre los cafés, el schwarzer es corto y solo; el brauner lleva un poco de leche; el melange es un café con leche; y el einspänner con nata batida por encima. Las cervezas típicas son la Krügerl, Seidel y Pfiff (de mayor a menor precio). Las bodegas (Weinkeller o Heuriger) están muy extendidas por todo el país, vendiendo cuartos de litro de vino (viertel) más baratos que otras bebidas alcohólicas. Si alguna bebida austriaca merece especial atención es la cerveza, de la que destacan tres variedades: Stiegl Bier (cerveza de Salzburgo), Zipfer Bier (de la zona norte) y Gösser Bier (de Graz). El punch es una variedad de licor de frutas que se sirve con agua caliente en puestos callejeros durante los meses de invierno. También se encuentra vino caliente, que se sirve en tazas de barro.

   

Video-clips:

 

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